"En principio no hay mucha diferencia entre una persona cobarde y una valiente. La única diferencia es que el cobarde escucha sus miedos y se deja llevar por ellos, mientras que la persona valiente los aparta y continúa su camino."
Osho, "Coraje, la alegría de vivir peligrosamente"
En esta entrada en el blog vamos a hablar sobre el Valor, el Coraje y el Miedo. ¿Os acordáis del cuento de Juan Sin Miedo, de los hermanos Grimm? Os lo recuerdo rápidamente.
El cuento de Juan Sin Miedo
"Un día Juan marchó de la casa familiar porque quería conocer que era el miedo. Estaba dispuesto a la aventura y a superar las adversidades que hicieran falta con tal de saber qué era.
Por fin, llegó a una ciudad cuyo rey había perdido su castillo y sus tesoros por culpa del encantamiento de un mago malvado. Todos los valientes que habían entrado en el castillo para recuperar los tesoros habían huido despavoridos o habían muerto de miedo. Juan fue a ver al rey y éste le dijo: "Si eres capaz de pasar tres días y tres noches en el interior del castillo, el encantamiento desaparecerá. Como premio, te concederé la mano de mi hija y compartiré contigo la mitad de mis tesoros."
Juan Sin Miedo no lo dudó ni un segundo. No por la recompensa, sino porque creía que era una buena oportunidad para conocer el miedo. Pasó los tres días enteros en el castillo y ni el espectro tenebroso, ni el fantasma guasón ni la momia hambrienta fueron capaces de asustarlo.
Juan consiguió liberar el castillo del encantamiento, recuperar los tesoros y devolvérselos al rey. El rey cumplió con lo acordado y al poco tiempo, Juan se casó con la bella princesa Isabel.
Pasados unos meses, la princesa quiso hacerle un regalo a Juan. Se trataba de una pecera redonda con peces de diferentes colores: naranjas, azules, negros y blancos. Cuando Juan estaba aún durmiendo, la princesa fue a buscar el regalo que tenía escondido en el sótano. Isabel volvió al dormitorio, se acercó a la cama, tropezó con la alfombra y el agua y los peces cayeron encima de la cara de Juan, que gritó despavorido.
Por fin, Juan Sin Miedo había conocido lo que era el miedo. Unos simples pececitos y el agua en la cara lo habían asustado.
La princesa Isabel lo miró con complicidad y le prometió guardar ese gran secreto. Y así, Juan e Isabel vivieron felices para siempre".
La moraleja de este cuento es que todos, todos y cada uno de nosotros tenemos miedo. No tengas miedo de admitirlo. Ten el valor de aceptarlo.
¿Qué es el valor?
El valor no significa ausencia de miedo, sino la decisión de actuar a pesar del miedo. Cuando te adentras en lo desconocido, tienes miedo porque no sabes lo que te puede suceder.
Es normal, somos animales. Tenemos gravados en los surcos más profundos de nuestro cerebro el cómo reaccionar ante cualquier peligro. El miedo es útil en situaciones que podrían poner en peligro nuestra vida. El miedo es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza.
Como hombre o mujer que somos - esa especie "superior" al resto de animales -, a medida que afrontamos la aventura de lo desconocido y ganamos experiencia con los años, los miedos van desapareciendo. Nos volvemos más fuertes y más íntegros y eso agudiza nuestra inteligencia.
Debemos aceptar el desafío de lo incierto y superar nuestros miedos. La mayoría de cosas que evitamos, las evitamos porque tenemos miedo de tener miedo. Y lo peor de todo, cuando tenemos miedo no habiendo peligro a nuestro alrededor, inventamos el peligro para poder justificar el miedo. ¡Estamos fatal!
El problema no está en sentir el miedo, sino en tenerlo cuando no hay un motivo real. La palabra Coraje proviene del latín Cor, que significa corazón. Por tanto, tener coraje o ser valiente significa vivir con el corazón. Como dice Osho: "Los cobardes y sólo los cobardes viven con la cabeza; están atemorizados, se rodean de la seguridad de la razón. Atemorizados, cierran todas las ventanas y las puertas y se esconden detrás."
Una persona pierde el miedo cuando acepta sus miedos. No es cuestión de valentía. Es cuestión de darse cuenta de que es natural tener miedo. Es cuestión de confianza y autoestima.
El valor de hacer realidad nuestros sueños
Seamos valientes, tengamos coraje. Permitamos que nuestros sueños se hagan realidad. Porque únicamente cuando hayamos apartado nuestros miedos y enarbolemos la bandera de nuestra autoconfianza, veremos que no sólo los riesgos son menores de lo que parecían sino que el mayor riesgo de todos es no habernos atrevido a soñar.
Acabaré este artículo con el cuento de Paco y el día de su 85 cumpleaños:
Paco, era un anciano que cumplía aquel día 85 años. Sus hijos y nietos le habían organizado una fiesta de cumpleaños y era el momento de soplar las velas encendidas sobre un gran pastel de chocolate.
- ¡Sopla las velas! ¡Pide un deseo! - corearon al unísono sus hijos y nietos.
Tras pensar unos segundos, Paco sopló y con gran esfuerzo apagó las velas.
Uno de sus hijos le preguntó entonces:
- Papá, ¿qué deseo has pedido?
El anciano lo miró con lágrimas en los ojos y le contestó:
- Mi deseo es que cuando muera, vuelva otra vez a este mundo con más valor para hacer todas las cosas que soñé hacer y tuve miedo de intentar."
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